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El Principe y el Cerezo.

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SirKannario's avatar
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El Principe y El Cerezo.



Cuentan las leyendas de antaño, que hace muchos años en un reino distante donde los arboles siempre estaban vivaces, la paz gobernaba tras siglos de guerra, los bosques florecían tras haber muerto. En dicho reino, una anciana tenía uno de los más bellos jardines sin embargo uno de sus cerezos no florecía en ninguna época, el tema siempre le causo una profunda curiosidad a la anciana, pero le olvido con el pasar con los años. La anciana tenía una única y bella hija, y esta fue desposada por el príncipe de aquel reino.

La boda se realizó y al año siguiente del amor nació un tierno bebe de ojos como las hojas de los abedules. El pequeño fue llamado Edderik el era el sucesor de la familia real y por lo tanto próximo príncipe, el día de su nacimiento misteriosamente el árbol de cerezo floreció, dejando brotar las mas bellas flores. El mágico hecho asombró a la anciana que ya no tenía esperanzas de verle florecer.
Los años transcurrieron, y Edderik creció saludable y enérgico. Se convirtió en un apuesto, alegre, activo, luchador, algo torpe y testarudo un muchacho que nunca se había herido, ni enfermado, eso era algo que su familia agradecía a los dioses. Pero por misterios del destino, en una tarde de otoño se enfermó, con una extraña palidez, fiebre, vomito, y alucinaciones. Nadie en el reino pudo descifrar la enfermedad.

Los días pasaron, Edderik no mejoraba con ningún medicamente, ni remedio natural, empeoró hasta entrar en un estado de coma. Ya era invierno y la tristeza invadió a la familia, de repente y enigmáticamente El Cerezo se comenzó a secar. Entonces, la anciana bajo la luz de la luna llena, se detuvo frente al triste árbol.

-Si tienes algún vinculo con mi nieto…te ruego por el amor que le tengo, que le salves… y te aseguro que el te sabrá agradecer…te lo imploro cerezo, tu eres distinto a los demás que yacen en este Jardín. Ruego tu ayuda… -sollozó la anciana a los cuatro vientos, entre lágrimas y murmullos.

El árbol, soltó unos de los pocos pétalos coloridos, estos cayeron bajo las manos de la señora. Ella las sostuvo y agradeciendo se fue al recinto de su nieto. Y entre lágrimas y peticiones llenas de fe, le colocó los pétalos de cerezo en la frente, luego los repartió por todo el cuerpo.

Después de unas horas, el futuro príncipe abrió sus ojos, se quejó y dio señales de vida que avivaron a la familia. La anciana pidió a los padres del muchacho que lo llevara bajo el Cerezo, y lo colocó bajo su sombra, La luna y las estrellas observaban calmadamente. Por sugerencia de la abuela, los presentes dejaron al chico a solas, durante toda la noche.

El mundo había cambiado, ahora era un espeso jardín. Donde se encontraba una bella criatura de un largo kimono morado, se encontraba de espaldas rociando agua a unas flores. Edderik se acercó y la vio quedando estupefacto y lleno de una fascinación que nunca antes sintió.

-Muchos años he esperado por ti…nunca florecí…. Nunca viví como desde que naciste…- dijo una hermosa joven de cabellos sonrosados, ojos rosados. Estaba frente al joven. -Ahora…que te encuentras mal de salud, yo te otorgaré vida y salud por siempre…te daré mi vida- añadió con melodiosa voz. El príncipe la miraba perdidamente enamorado, su corazón se perdió. Y se vio a si mismo, estaba sano, se había curado.

Al amanecer, Edderik despertó sobre una cama de pétalos, arropado por más pétalos. Perfumado y lleno de vida. Comenzó a saltar de alegría, y todos le vieron felices. Sin embargo cuando dirigió su atención al Cerezo notó que este se estaba muriendo. Entendió todo…y no contuvo los deseos de abrazar al árbol.

-Me diste tu vida…por amor, y es injusto que ahora mueras por mi causa…nadie me había hecho levantar de la enfermedad que tenia, tu lo hiciste…y cuando te vi supe que eres el amor de mi vida- profirió el joven, decidido. Las hojas caían…la familia se mantuvo lejos, a excepción de la anciana, que escuchó las palabras de su nieto y no dudó en acercarse.

-Mi querido Edderik, príncipe de este Reino Abandonado… existe un modo de salvarla- aseguró con voz dudosa.

-Dímela Abuela…- rogó el joven.

-La única forma de salvarla es jurarle amor eterno, siendo lo mas sincero que puedas…y dándole un beso, mientras colocas tu índice ensangrentado en su tallo…-dijo la señora de grises cabellos.

-Lo haré- masculló sin pensar, y en un veloz acto se cortó el dedo mencionado y lo colocó en el tallo del cerezo.-Eres el amor de mi vida, y aunque no nos conozcamos totalmente, se que contigo seria feliz eternamente…te juro por mi vida, y por mi aliento…que te amaré por siempre- gritó y acto seguido le dio un beso.

Todos miraban asombrados, y ansiosos por ver lo que sucedía. Pero nada pasó, el Cerezo continuaba secándose, moría con cada segundo que pasaba. El príncipe lloró como nunca lo había hecho y se aferró a la corteza de su Cerezo. Y al poco tiempo las flores retomaron su color, brotaban flores nuevas y el árbol revivió, el joven sintió la felicidad más grande de su vida.

-Gracias… amado príncipe- dijo el árbol.

-Mi amada Cerezo- masculló Edderik observándola con fascinación.

La anciana les vio y sonrío levemente. Y los dioses arboles que habían contemplado la escena se apiadaron de los enamorados, supieron que era un amor puro como los que no se ven ahora. Y por medio de su supremo poder, le dieron a Cerezo su apariencia espiritual, una bella doncella de cabellos sonrosados, ojos rosa y un elegante kimono morado. Todos estaban incrédulos, sorprendidos, pero Edderik ya la conocía y al verla corrió a abrazarla, ella correspondió el gesto y se besaron nuevamente.
Al poco tiempo se casaron…fueron la pareja mas feliz del mundo. Pero no podían tener hijos, ya que a pesar de su forma femenina, ella seguía perteneciendo al reino vegetal, entonces, una vez mas rogando a los dioses arboles, Cerezo fue bendecida con el don de tener un hijo, pero este hijo le fue entregado por los dioses.

El pequeño fue llamado Chederi, y fue criado con mucho amor. Tenía los cabellos como su madre y los ojos verdes de su padre, los dioses habían sido generosos al obsequiarles el tesoro.
Con el pasar de los años, Edderik y Cerezo pasaron de ser príncipes a convertirse en los soberanos de aquel reino y vale la pena decir que fueron felices por siempre, como dos amantes de reinos distintos, destinados a permanecer juntos, unidos como una familia…

Fueron felices, eso nunca podrá negarse, muchos envidian ese amor bendito. No diré que sucedió después de todo lo leído… porque sería muy triste, saca las lagrimas a quienes les conocieron, y a quienes ahora saben la historia. Pero no lloremos, es mejor que ustedes lo imaginen de la manera mas feliz, así ellos vivirán eternamente felices en la imaginación de todos.
El Principe y el Cerezo (C) Sir Kannario.
Imagen (C) Kagaya.

Los Cerezos en definitiva son uno de mis arboles favoritos. No solo por su belleza, y su magia, si no también porque florecen en abril.

Esta historia, refleja el amor que podríamos llegar a tener por los arboles, claro...una forma metafórica de ver esa mágica posibilidad de amar. Definitivamente, agradezco el susurro de los arboles y las Musas, por contarme esto...

Espero les agrade.
Comments3
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musugi's avatar
hermoso *O* lo ame, me encanto *O* tienes talento